Al definir un precio único para nuestro producto o servicio, automáticamente recortamos el mercado potencial a aquellos que están dispuestos a pagar ese precio por lo que ofrecemos, pero si aplicamos adecuadamente un precio en dos partes podemos bajar esa barrera de entrada sin resignar rentabilidad.
Para captar una mayor cantidad de público objetivo podemos poner un precio bajo de entrada y cobrar un adicional por el uso.
De esa forma logramos una mejor discriminación de precios y podemos capturar mayor valor por la comercialización de nuestros productos o servicios.
Con muchos ejemplos prácticos se entiende mucho mejor el concepto de «Precio en dos partes«, por eso te sugiero escuchar la columna y que después nos dejes tus comentarios.
Al pagar una impresora, una entrada al cine, al asociarnos a un club, estamos pagando solamente una parte del precio, el precio de entrada.
Sin embargo, la mayoría de la rentabilidad no proviene de ese valor de entrada, sino del valor capturado en el uso, es por eso decimos que para estas situaciones es adecuado poner un precio en dos partes o en dos tramos: un precio de entrada y un precio de uso.
Te invito a escuchar la columna para conocer más detalles de esta manera de poner precios y dejarnos tus comentarios.
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Saludos, Rodrigo Castiglione
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