Hace más de 100 años el famoso perro de Pavlov salivaba al escuchar una campana, pensando que era su comida.
Después de tantas repeticiones, la campana había pasado a ser «el sonido» de la comida, una característica propia de la comida, igual que el olor, el sabor o la forma.
Usamos esa analogía para pensar en los precios y su relación con los productos.
Escuchá la columna y dejanos tus comentarios
En tu iPad/iPhone, hacé click acá para escuchar la columna
Follow @RCastiglione