Empresas: centros de disfrute

El amigo al que hago referencia en «La ventana» es Eduardo de Marcos, creador de CreSer, una consultora para la formación humana de profesionales y equipos a través de programas de capacitación, talleres y coaching. Con él hemos conversado largamente estos temas y muchas de las ideas que aparecen esa columna surgieron en charlas compartidas.

Le pasé la columna a Eduardo para que la lea y opine, y me respondió con estos párrafos, que les presento como complemento a la columna:

“¿Se imaginan empresas focalizadas en vender productos a sus clientes que les sirvan para mejorar su trabajo día a día, para desarrollar sus talentos y poder contribuir con el desarrollo continuo de sus clientes?

¿Se imaginan empresas que dejen de lado los resultados por un momento y apunten al crecimiento profesional y humano de sus empleados, de sus clientes y de la comunidad? ¿Si las empresas contribuyen a la evolución de quienes los rodean, obtendrían mayores o menores resultados?

Decididamente, el desarrollo humano es más negocio porque involucra una mayor cantidad de consumidores con un mismo anhelo: crecer.

Quien se preocupe por expandir el potencial de sus empleados los conservará y obtendrá lo mejor de ellos. La empresa que aporte en el desarrollo de sus clientes los aumentará. La compañía que contribuya con la comunidad perdurará en el tiempo y alcanzará grandes resultados.

Entonces, ¿hay algo más importante para las empresas y para el ser humano que el crecimiento, el aprendizaje o la  evolución? ¿Hay algo que satisface más que ver aprender y crecer a nuestros hijos? ¿Será el mismo disfrute si vemos crecer a nuestros empleados, clientes y a nuestra comunidad?

A veces pienso ilusoriamente a las empresas como centros de disfrute, que recluten trabajadores con un mensaje parecido a: “honre la vida y disfrute su desarrollo humano y profesional en nuestra empresa”.

Y si llevamos esta conciencia al mundo de los negocios, comprenderemos que las empresas también existen para que podamos disfrutar de la vida, más allá de las ganancias, más allá de respirar.

El objetivo próximo e inmediato de las empresas es producir bienes y servicios para generar ganancias. Pero no nos olvidemos de otros dos fines adicionales que le dan sentido al ser humano en la empresa:

El primero es contribuir a la realización profesional de los empleados, y el segundo ofrecer la posibilidad a sus empleados para que encuentren un sentido trascendente en lo que hacen y puedan dejar huella.

Con estos nuevos objetivos podremos honrar la vida a través del despertar de uno de los dones humanos más importantes y menos utilizados: la capacidad de creación.”

Gracias Eduardo!

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