El marketing funciona porque la mayoría de las decisiones que tomamos no son racionales.
En la columna de hoy vemos con un ejemplo que cuando se trata de encontrar (o perder dinero), no nos produce lo misma alegría encontrar un billete de $100 que dos billetes de $50 -lo que constituye claramente un sesgo irracional, al tratarse en definitiva del mismo importe en juego.
Preferimos tener varias pequeñas ganancias antes que una ganancia grande, aunque sea por el mismo importe. Con las pérdidas sucede exactamente lo contrario.
¿Qué consecuencias prácticas tiene esto en una negociación?
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PD: Muchas gracias a Wilson El Payador por la payada que improvisó al final de la columna!
Realmente sorprende, pero es la verdad, realmente muy buena la columna. Les envio un abrazo desde las pampas de Argentina